La inclusión hace la fuerza: marcas más humanas

La humanización de las empresas acompaña el proceso global de enfoque en la persona que atraviesa todas las dimensiones. Centrarse en la experiencia del cliente es el paradigma que encontró su ruta notoria en el comercio mundial, pero abarca mucho más que eso: incluye a la sociedad.

Hace algunos años, el mundo laboral y el mismo entorno social, parecían ignorar la diversidad humana en todas sus condiciones posibles. Luego sobrevino el concepto de inclusividad, que hacía directa alusión a la incorporación de personas con discapacidad al universo de la empleabilidad ¡Maravilloso mundo institucional y empresarial!

Pero aún sobrevivía un sistema de reclutamiento discriminatorio, que permitía que un ejecutivo de recursos humanos pudiera aplicar la eliminación de un aspirante por “portación de aspecto”. Eso incluía discapacidad de cualquier tipo, ropa, orientación sexual, preferencia religiosa o política y origen. Notablemente, no necesariamente incluía las ideas, o sea que un nazi que justificara el exterminio del pueblo judío podía ganarle el puesto a una persona en silla de ruedas, aunque registraran las mismas habilidades.

Aquí y ahora ya percibimos un cambio: Las marcas son más humanas

Hoy eso ha cambiado significativamente. El reclutamiento de las personas, basado en sus competencias, ha democratizado el acceso al empleo, aunque las estadísticas aún son demoledoras para las personas con alguna condición especial notoria. Pero vamos avanzando y eso es algo muy importante. Es que el escenario mundial nos muestra constantemente que el color, el aspecto personal, la preferencia sexual de las personas no hacen diferencia sobre sus actos. 

O sea que hay gente maravillosa o detestable en cualquier lugar del mundo, con cualquier condición color o preferencia. Por ejemplo, en estos momentos en que el mundo vive en zozobra, nos parecen deleznables las acciones bélicas impulsadas por el mandatario ruso y nadie se detiene a criticarle el traje o su estatura. Es lo que hace ese líder lo que define la reprobación mundial.

¿Cómo aplica este tema tan global y estratégico a las PYMES?

Pues en todas sus dimensiones. Pues si usted, empresario, no atiende con vocación de servicio, sintiéndose parte de la diversidad humana y considerando medular la percepción de sus clientes, los internos y los externos, entonces el negocio puede naufragar en cualquier momento. Y si no, recordemos lo que pasó con Apple, Motor Oil y tantas firmas grandes que pusieron en duda su reputación, y la continuidad del negocio, por relacionar, al parecer involuntariamente, el trabajo infantil y/o esclavo con sus productos.

Claro, seguramente su empresa, como la nuestra, no es tan grande, pero la reputación sigue contando y bien dice por allí una afirmación sabia: “El que arriesga el honor por el negocio, pierde el honor y el negocio”. Y parece que no hay tamaño que valga en el asunto. Por eso es bueno preguntarse para “curarse en salud”: ¿quiénes son mis proveedores?, ¿qué esperan mis clientes?, ¿están felices mis colaboradores?…

Esa inversión de tiempo, de ponerse a analizar cómo están percibiendo el negocio las personas que gravitan la empresa desde diferentes roles, es un indicador de éxito que debe considerar cada día. Porque hoy el mundo y las empresas necesitan que las personas se sientan bien con lo que hace cada uno, y que perciban lo que queremos transmitir con nuestro servicio, en relación con el modelo de negocios que desarrollamos. Porque hoy las marcas son más humanas y las personas definen los éxitos o los fracasos de acuerdo con la forma en que perciben lo que reciben. Sin caer en tips vulgares: ¡vamos por el reto de hacer feliz a la gente! Es la base del éxito del negocio, no lo dude. 

Silvia Álvarez

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